Le
verdad, ésta se nos puede presentar de diferentes formas, pero no solo hay una
y fiable, como dice el filósofo descartes.
Gracias
a la televisión, podemos presenciar verdades que nunca hemos alcanzado, ver
cosas que nunca hemos visto. ¿Pero es verdad lo que vemos?
Estamos
tan unidos a la televisión, que, nos podemos llegar a cree todo o casi todo lo
que dice, o, incluso puede determinar nuestra ideología política, en función
del canal televisivo que estemos acostumbrados a ver.
El
autor, en el texto, dice que al presenciar el vuelo de un ave rapaz, en este
caso un halcón, el viento que recibe es el del aire acondicionado, pero esto no
es cierto, el aire que recibe el ave, es el aire que se encuentra en el lugar
que esté, el que recibe el aire acionado es el espectador que está sentado en
el sillón.
Cuando
dice que él, como espectador a subido una montaña y ha alcanzado la cumbre, el
que ha alcanzado la cumbre es el cámara o alpinista que, el espectador, lo que
ha hecho ha sido presenciar la subida de una montaña.
Lo
que vemos en la tele es real, lo que habría que discutir es, si nos lo creemos
o no. En la televisión presenciamos cosas, pero no somos en una manera directa
partícipes de ello. Smos en una manera indirecta, pues al escalar una montaña,
por ejemplo, no somos los que la escalamos, pero sí los que lo vemos, y por lo
tanto no podemos decir que hemos escalado esa montaña.
Joseba Iraeta
2º A Bach.
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